Tal vez fuimos exagerados para pensar que por siempre estaríamos juntos, sin embargo, pienso que más bien fuimos conservadores, que lo nuestro va más allá de lo entendible, de las dimensiones que acá manejamos, nuestro amor sencillamente durará para siempre, ese “para siempre” que rompe las fronteras entre la vida y la muerte y nos lleva sencillamente al infinito…
Cuántas historias de amor concluyen sin que ese amor que sentían se vea afectado, cuántos “ése es el amor de mi vida” escuchamos pronunciar de personas que piensan a lo lejos en ese ser especial.
El amor es el sentimiento más puro y más resistente si es verdadero, si se manifiesta sin apegos y sin necesidades, es incondicional y eso incluye considerar que las personas que lo viven puedan estar separadas o haber concluido una relación.
Son muchos los motivos por los cuales una pareja puede decidir terminar una relación amorosa y en muchos casos el amor, si a ese punto no lo ha hecho, se va desvaneciendo a medida que pasa el tiempo. Sin embargo, en muchos casos el amor permanece a pesar de la ruptura, a pesar de las circunstancias y del tiempo transcurrido. Son amores que se atesoran en el corazón quizás para solo susurrarlos de vez en cuando, con la intención de que únicamente nosotros los escuchemos.
Los amores que perduran una vez acabada la relación pueden representar un problema para las personas que lo viven, puesto que pueden manifestarse como una limitación para estar con quienes resulte más viable entablar una relación.
Hay quienes pasan toda su vida solo esperando volver a estar con una persona, hay quienes idealizan en su mente a quienes aman y nadie puede alcanzar los altos estándares que despierten un interés real y existen los que conscientes de que la relación terminó y que seguirán amándose retoman sus vidas de la mejor manera.
Definitivamente la condición preferida por la mayoría para experimentar el amor es estar juntos, contar con esa persona, sentirla y tenerla, pero si esto no es posible, se debe, sin pretender arrancar ese amor de la mente y del corazón, darle un lugar que no interfiera con lo que resta de vida.
Vivir el amor parece cotidiano, pero no muchos llegan realmente a sentirlo, así que independientemente de la conclusión es conveniente agradecer por la experiencia, por la satisfacción que genera vivir ese sentimiento, con la intensidad necesaria como para que resulte en un placentero para siempre.
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