jueves, 14 de diciembre de 2017

Yo era gris, pero llegaste tú y me convertí en arcoíris.

Te quise como pocas veces se quiere en la vida,
Con el alma y sin mirar atrás;
Contigo no me hacía falta nada,
Contigo más que amor, era magia.
 
Esta noche preparé un tributo,
Intentando que tu recuerdo sea inocuo;
Repito tu nombre, recuerdo tu textura,
Tu piel cálida como el fuego,
Tus manos suaves como el viento,
Tus ojos cafés como la taza de la que bebo.

Yo era gris, pero llegaste a pintarme de colores,
Hiciste de mi piel tu lienzo,
Con besos pintaste sobre mí patrones;
Yo era gris, pero llegaste tú y me convertí en arcoíris,
Con la lluvia de mi pasado, pero con tu luz,
No me quedó más remedio que ser de ti.

Estás sin estar, te recuerdo sin esfuerzo,
Y si fuiste error, yo te cometería mil veces;
Elegiría mil veces tus brazos,
Y si eres fantasma del pasado, yo te revivo.
Tengo tantos “te quiero”,
Tantos “te extraño”,
Pero el orgullo es mi aliado.

Dejo que duelas, dejo que llueva;
Es cierto, si me quisieras estarías;
Hoy le tengo un deseo a las estrellas,
Que, por favor, de una buena vez,
Te desvanezcas.

Yo era gris, pero después de ti,
Soy arcoíris.
Y temo que la tormenta me disuelva,
Que el dolor me vuelva viento,
Que divague cada vez más lejos,
Y que a ti yo nunca vuelva.
¿Podría alguien más colorear mi alma
sin salirse de la raya?

Texto por: Arte Jiménez

 

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