El pasado, es el tiempo que hemos dejado atrás, esas imágenes que se convirtieron en recuerdos en el instante; fotografías que se almacenan en nuestra memoria, tratando de que ese momento quede por siempre cerca de nosotros. No sabemos como podemos detener el tiempo, entonces es imposible que el pasado muera.
Lo que soy el día de hoy, es todo lo que no pude ser el día de ayer; y todo lo que soy ahora fue gracias a cada una de mis experiencias, que he dejado enterradas en el pasado, en un pasado en el que jamás podré regresar para cambiar decisiones mal tomadas; no podré regresar nunca el pasado e intentar tomar otro rumbo, pues las decisiones que ya tomé y todo lo que tuve que pasar en el camino que tomé, es ahora lo que me ha hecho ser lo que soy. Todas las pruebas, todos esos problemas que me tumbaron por días, que hicieron que mis lagrimas no tuvieran un soporte, una esperanza para dejar de derramarse en mis mejillas.
Todo mis errores, han hecho que crezca y que me de cuenta de todas las cosas que hice mal, todos mis defectos y comprender que no solo son importantes las virtudes. Lo que he pasado para llegar aquí, me ha enseñado que la vida no es nada fácil, que las cosas y metas se tienen que planear, y tenemos que luchar día a día para lograr alcanzarla. Todo lo que soy ahora, es gracias a la amargura y el orgullo que con el paso de los años se fue forjando y fortaleciendo en mí. Todas las malas situaciones y las heridas que he tomado durante todo este tiempo, han hecho que aprenda a pisar con cuidado, de ver con claridad todo lo que esta a mi alrededor y decirle adiós a todas esas cosas que solo están cerca para lastimarme, para hacerme ver que la vida es diferente a lo que yo imaginé. El orgullo fue después de darme cuenta que no estaba hecha para que alguien más decidiera pasar por encima de mí.

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