domingo, 4 de febrero de 2018

Nunca debí acostumbrarme a ti…

Nunca debí acostumbrarme a ti, ¿sabes?. A tus mensajes, a tus cosas, a tus fotos, a nuestras charlas antes de dormir, a nada. Y justamente esa era el miedo que tenía cuando te decía el porqué no me gusta demostrar mis sentimientos, porque al final todos se van sin importarles nada y uno es el que queda con ese vacío enorme.

Si sabías como iba a terminar todo ¿por qué nunca me lo advertiste?, si lo hubieras hecho tal vez todo fuera diferente. ¿Nunca te importé? Quizás sea cierto. Me siento como una idiota, porque yo fui la que siempre estuvo ahí, a la que podías contarle tus miedos, tus desafíos y tus alegrías, que a pesar de todo siempre iba a estar, a la que no le importaba la distancia o la diferencia de edad, todo eso me hace sentir como una boba.

Me dueles y mucho, y tal vez con esto me doy cuenta de que te quiero mucho más de lo que yo sabía. No sabes cuánto extraño hablarte, contarte mis cosas, darte las buenas noches, todo. ¿Por qué decidiste esto? No lo entiendo. Te has ido y me has dejado aquí sin ganas de nada, no sabes cuánto he llorado por todo y creo que no te importa. ¿Por qué me hiciste esto? Si era un juego, me lo hubieras dicho y así ambos hubiéramos jugado. Aún tengo la ilusión de que todo vuelva a ser como antes y eso me hace sentir aún más tonta, por estarme imaginando cosas que no van a pasar. Pero supongo que de eso se trata la vida, de dejar ir lo que no quiere quedarse y de aceptar las cosas como son, he aprendido que no hay que obligar a quedarse a nadie que no quiere hacerlo, que hay que apartar lo malo y centrarse en lo bueno, creo.

Pero sabes, eso es muy difícil, cuando en verdad lo estás viviendo te das cuenta de lo difícil de todo. Nunca le había rogado a nadie que se quedará, pero a ti te lo estoy pidiendo y otro punto para hacerme sentir más boba. Necesito siquiera por última vez hablarte. No sé si te reirás al ver este mensaje y no creo que quiera saberlo. Me encariñé jodidamente contigo y no quiero aceptar que te vas de mi vida, porque a pesar de todo sentí que hacías parte importante de ella.

Pero no voy a buscar culpables, ni tú ni yo, o tal vez yo tengo la culpa, porque a mí me decían no te encariñes con él, no te acostumbres a nada, porque al final se van sin importarles nada, y todo es por mi estúpida actitud de encariñarme rápido. Pero bueno, las cosas pasan por algo y aprendí a conocerte un poco más en este tiempo, y eso me alegra. También me alegra que no sientas lo que yo siento ahora, porque en verdad se siente feo, no quieres hacer nada, no creo poder mirarte cuando te vea porque no aguanto las lágrimas; y me alegra que tampoco sientas esto: ni las ganas de hablarme y ni de abrazarme cuando me veas, porque es lo que tendré que aguantar cuando te vea.

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