lunes, 20 de noviembre de 2017

Me quedé con ganas de quererte.


Desde que comencé a escribirte lo hago en la madrugada, no soy tan valiente como para abrir tu recuerdo en medio del día. He de confesar que unos días estoy más rota que otros, y que he encontrado más de 100 formas de decirte que te quiero, que mis manos reclaman que no lucharas por mí, lo dicen mis versos en las cartas que asumen tu partida.


Que probablemente te escribo para deshacerme de todo aquello que me está rompiendo los recuerdos y es que ¿cómo podría estar tan mal buscando en otros lados lo que ya encontré en ti?
Debo confesar que desde que te perdí imagino en todos tu cara, tus ojos, tu voz, me imagino tus besos y poderlos tener en cualquier ciudad, en cualquier momento, que de vez en cuando me invaden malos pensamientos y me pregunto si tus labios rozarán otros o si pensarás en mí.

Que me duele el corazón tanto como nuestra historia y que algún día me armaré de valor para decirte que vengas conmigo a cualquier parte del mundo en la que esté.

Para amar nuestro presente y no vivir a base de recuerdos, para esta vez querernos bien y de frente, para no olvidarte, ni quedarme con las ganas de tenerte.
Para ahora sí tomar tu mano al lado de un lago, mirar tus ojos cuando sonrías, reír contigo e intentar que esta vez sí funcione el hacerte feliz.



No hay comentarios:

Publicar un comentario