Mi indulgente corazón está esperando. Quiero pensar que aún no llegas porque tu labor de escribir todo el día agota tu vista y cuando sales a la realidad sin tus lentes de trabajo, todo parece borroso y sin brillo, incluyéndome a mí, que se para frente a ti con la mejor sonrisa de su repertorio y un ramo de rosas con tu nombre.
No te culpo, sé lo que es estar todo el día frente a una pantalla, y cuando por fin te logras desprender de ella, se busca la oscuridad como descanso. El problema, lo sé, es que soy todo luz. Tu existencia me ilumina y como ser fluorescente, mientras más me cargue de ti, más intensa será mi imagen y mi amor.
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